El movimiento antibolonia se reforzó en Burgos tras las cargas de Barcelona y prepara diferentes protestas coordinadas que concluirán en una nueva huelga, que coincidirá con una reunión de ministros europeos en Bélgica.
Las protestas contra Bolonia han tomado un nuevo impulso. Con sangre dicen que la letra entra: el 18 de marzo al desalojo del rectorado de la Universitat de Barcelona le siguieron cuatro cargas policiales de los Mossos d’Esquadra. Una ocupación que se extendía en el tiempo como las de Alicante o Zaragoza, donde la comunidad universitaria antibolonia también había tomado algunos edificios desde las últimas semanas de 2008. Y es que tras las manifestaciones del 12 de marzo, un importante número de asambleas había notado el descenso de los asistentes a las protestas, como reconocieron en el encuentro que reunió a unos 130 estudiantes, en representación de colectivos de once comunidades autónomas diferentes en Burgos, entre el 21 y 22 de marzo.
“El balance fue bastante positivo, hemos intentado darle un nuevo impulso a nuestras reclamaciones. A partir de ahora tenemos que recabar más apoyo entre otros colectivos sociales y participar también de sus luchas”, explica Carlos Coca, de la Asamblea Contra la Mercantilización de la Educación de Burgos. También salieron nuevas citas, que se debaten en las asambleas antes de hacerse públicas. Aunque las primeras acciones coordinadas no tardaron en llegar.
El 25 de marzo, las protestas se intentaron extender a las cercanías de los rectorados universitarios. En la Universidad Autónoma de Madrid, varios estudiantes se encadenaron a sus puertas y fueron desalojados inmediatamente. Tras el bloqueo del rectorado de Zaragoza, la Asamblea contra la Privatización de la Universidad decidía poner fin a su encierro tras arrancar el compromiso de la Universidad de “debatir en una jornada los temas de fondo que se plantean” y “facilitar la realización de una consulta sobre el proceso de Bolonia entre los estudiantes”. Paralelamente, más de 60 profesores de la academia aragonesa firmaban un manifiesto en el que lamentaban su malestar ante “el actual planteamiento del proceso de Bolonia”.
El mismo día, la Asamblea de Estudiantes de la Universitat de Alacant y No a Bolonia de Cantabria ocupaban su rectorado, al igual que la Assamblea d’Estudiants de la Universitat de Valencia. Unos actos que habían tenido su precendente en la Universitat d’Illes Balears cinco días antes, que terminó con cargas policiales como en Barcelona.
Bolonia, “¡a cops de porra!”
Todas estas acciones tenían como eje central el apoyo a la huelga que se había convocado el 26 de marzo en las universidades de Catalunya, Baleares y la comunidad valenciana. Si el movimiento estudiantil ha tenido que enfrentarse a una campaña de desinformación orquestada por medios como El País o La Vanguardia y el Ministerio de Ciencia, ahora ha tenido que resistir a su criminalización. Tras nuevos encierros ya abandonados en Barcelona, incluido el de algunos profesores y personal de servicios en el propio rectorado previamente desalojado, unas 15.000 personas desafiaron la prohibición gubernamental y marcharon por el centro de la capital catalana bajo el lema: “Bolonya s’aplica a cops de porra!”. Eso sí, evitaron el despliegue policial que los esperaba en las Ramblas. Incluso los Mossos habían bloqueado todas las habitaciones de un hotel para evitar que los medios pudieran tomar imágenes de la manifestación, según informó la Agència Catalana de Notícies. Además, en Lleida y Valencia también se produjeron protestas.
Pero, las protestas no concluyen aquí, estudiantes de la Universidad de León iniciaron un encierro el 30 de marzo, previo al inicio de varias jornadas coordinadas en todo el Estado, de cara a una movilización mucho más mayoritaria a nivel europeo, que coincidiría con el encuentro de ministros de educación superior de la UE en Lovaina (Bélgica) el 28 y 29 de abril. Además, las asambleas se reencontrarán, tras Burgos, entre el 15 y 17 de mayo en Málaga.
Fin de la huelga de hambre
Exigiendo “la moratoria en la aplicación del Espacio Europeo de Educación Superior y la readmisión de los estudiantes expulsados de la Universitat Autònoma de Barcelona”, Tomàs Sayes (Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans) comenzó el 23 de febrero una huelga de hambre. En los últimos días el activista antibolonia tuvo que ser hospitalizado por los problemas de salud que empezaba a sufrir. “Un mes después, la respuesta de las instituciones ha sido nula, negando en todo momento el diálogo y no sólo han restado importancia a la acción de Tomàs, sino que han silenciado y censurado toda muestra de apoyo”, denuncian desde el blog en el que Sayes comunicaba a diario su situación de ayuno.
Fuente: Diagonal nº99.
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