11/11/08

El proceso de Bolonia: Fundamento y Lucha



Sergio A. Rojo (La Yesca) para GAS | Sábado, 08/11/2008 - 8:17pm

Los planes de Bolonia se enmarcan dentro de la corriente neoliberal y capitalista de privatización de derechos y servicios de la sociedad. Cuando hablamos de privatización, significa que las empresas participan de las ganancias de unos servicios, con la desvinculación del estado, que antes se hacía cargo de ellos. Sin embargo, cuando se habla de la privatización de la educación, en abstracto, el Plan Bolonia, el alumnado no entiende lo que eso conlleva, cómo el Estado puede dejar toda la educación universitaria en manos de empresas, tal y como se hace con bienes como el agua, la electricidad o los transportes.





Sin embargo, así es. Durante años, los gobiernos de la Unión Europea han estado implantando un modelo de Universidad y enseñanza privatizador, englobado en el Proceso de Bolonia, asomándose bajo diferentes nombres: desde la LOU (Ley Orgánica de Universidades), hasta la Ley Orgánica de la Calidad de la Educación, pasando por los sucesivos Reales Decretos.

La Declaración de Bolonia, en 1999, da el pistoletazo de salida para la implantación de la convergencia educativa de Bolonia. Se trata de una reunión de ministros de educación europeos que marcaron unas pautas de acción con el fin de adaptar los estudios universitarios a las demandas sociales, entendiéndose por demandas, «intereses», y por sociales, «empresariales». Surge el concepto de Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).


Desde entonces, los ministros fijaron una serie de fechas para reunirse e ir concretando las medidas a seguir. Así, en el año 2002, según lo establecido en la LOU, se crea la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación, de Calidad y Acreditación), un órgano donde están representados los intereses de las empresas con el fin de llevar a cabo los diferentes planes de estudios. Asimismo, a nivel europeo, se acaba con las licenciaturas y diplomaturas, proponiéndose en su lugar el Grado, Master y Doctorado. El grado consiste en una formación genérica, en la que durante cuatro años el alumnado sólo recibe 90 créditos de formación propia de su titulación y está obligado a hacer prácticas en empresas. Por lo tanto, el licenciado actual se rebaja a un graduado con pocos conocimientos y obligado, si quiere acceder al mercado laboral, a cursar el postgrado, un master con precios de hasta 3-6 veces más caros que los actuales. Este sistema de grados se aplica en el estado con el Real Decreto 1393/2007, culminando los anteriores reales decretos sobre el EEES.

Ni siquiera las becas van a conservarse, convirtiéndose en becas-préstamos que se devuelven al final de la carrera. Por otro lado, este Real Decreto, siguiendo las directrices de Bolonia, convierte los créditos en Eurocréditos (ECTS), conllevando la ampliación de las horas obligatorias de clase y estudio y reduciendo la posibilidad de compaginar trabajo y estudios para financiar la carrera.

Esta reforma promueve que la Universidad se abra a las empresas y bancos (así ocurre en Sevilla con el Banco Santander), siendo clarificador el hecho de que ahora la Universidad dependa del Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, o como demuestra la implantación en Andalucía, al amparo de la LOU, de la Ley de Financiación de Universidades. Ésta propicia la competencia y desigualdad entre universidades, ya que para financiarlas se tiene en cuenta la utilidad de la misma para el mercado: cuánto tardan los titulados en encontrar trabajo de su especialidad o cuántos titulados crean empresas propias en los tres años siguientes a su graduación. Con esta política, el Estado se aparta de la financiación, dejándola en manos de empresas que saben que de este modo conseguirán mano de obra barata y flexible, a las que explotan desde el primer año (con las prácticas obligatorias en empresas) hasta el último, con los másteres que ellas mismas proponen; de hecho, ya empiezan a sonar los másteres Cepsa, Toyota, Telefónica, Microsoft, etc.

Lucha: Grupos de Trabajo «No a Bolonia»

Con la implantación de la LOU vino el reflujo del movimiento estudiantil en los acontecimientos de principios del año 2002, en los que la Universidad expulsó a varios componentes del Comité General de Huelga tras el brutal desalojo de la acampada frente al Ayuntamiento y la entrada de varios miembros en la reunión de la Junta de Gobierno de la Universidad, rompiendo una puerta; hecho que aún colea con multas y recursos judiciales.

Años después, a la vez que se extendían las Asambleas contra la Comercialización de la Educación (ACME) por el Estado y Andalucía (Granada, Cádiz, etc.) resurge en Sevilla en el primer trimestre del curso 2007-2008 un amplio movimiento estudiantil centrado en frenar el Proceso de Bolonia y todo lo que ello ha supuesto: la LOU y los Reales Decretos.

Agrupados por campus y mediante la creación de un grupo de Coordinación, los grupos de trabajo «No a Bolonia» llevaron adelante un calendario de lucha y trabajo en las diferentes facultades. La primera tarea: informar al estudiantado, llevar el debate a las aulas y a las asambleas de alumnos, para que se posicionaran con respecto a Bolonia. Todo ello gracias a un estudio de las leyes y a un seguimiento de las novedades en la implantación de los planes de estudio, así como de una coordinación con el resto de grupos contrarios a Bolonia en Andalucía y el Estado.

Por otra parte, los grupos de trabajo también comenzaron a contactar con institutos con el fin de movilizar a los estudiantes de Bachillerato. A nivel más institucional, componentes de los grupos comenzaron a presentar candidaturas de delegaciones de alumnos para tener más fuerza y defender los intereses de los estudiantes, así como a internarse en las Juntas de Departamento, con el fin de conseguir información de primera mano y extender el debate y la información al profesorado, haciéndoles ver lo negativo de las reformas en su trabajo, al suponer una merma en la libertad de cátedra y por la desaparición o degradación de departamentos y licenciaturas.

El curso empezó con una gran movilización en diciembre del 2007, con unos 2.000 estudiantes en las calles, oponiéndose a Bolonia. En el 2008, la gran actuación fue el encierro en el rectorado el 7 de marzo y la manifestación de más de 2.500 personas al día siguiente, 8 de marzo, con el fin de apoyar las manifestaciones y encierros que se sucedían en Madrid.

El movimiento consiguió crear una base sólida de contactos y una mecánica organizativa que ya ha comenzado a rodar el presente curso 2008-2009. Así, desde primeros de septiembre se ha organizado la información a los alumnos de selectividad y la preparación de este curso académico, cuya gran cita será el próximo 13 de noviembre, donde la movilización universitaria se extenderá a toda Europa, y de la que ha sido un anticipo la manifestación de centenares de estudiantes de Bachillerato el pasado día 22 de octubre.

La ventaja de este nuevo año es que ya se sienten los primeros síntomas de Bolonia, y tanto el alumnado como el profesorado comienzan a ponerse nerviosos por los cambios y la degradación educativa que les acecha. Por eso se plantean nuevos retos, pero con el mismo objetivo: seguir informando a nuestrxs compañerxs y movilizarlos, con el fin de crear un amplio movimiento que frene los planes de Bolonia.

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